En el monte caminaba
un caballero risueño
cuando de repente vió
un precioso ciervo.
Allí en lo alto
le intentó disparar
pero su flecha en el monte
lo traicionó al tirar.
Y entonces el caballero
siguió caminando
entre los montes de olivos
y las colinas del llanto.
Al llegar al fin la noche
el caballero se durmió
hasta el dia cuando
su caballo lo despertó.
Y allí el caballero
se halla en el monte
caminando por el dia
viajando en la noche.
Elsa Álvarez
Muy bonito, Elsa. Me encantó lo de "las colinas del llanto". ¡Genial!
ResponderEliminar....Y DEL CIERVO
ResponderEliminarEl ciervo se quedó triste,
triste el ciervo se quedó
cuando vio que el caballero
por los montes se alejó.
Siempre quiso ser su amigo,
a pesar de la intención
que el caballero risueño
guardaba en su corazón:
pues este caballerito
-¿cómo os lo diría yo?-
deseaba a toda costa
ser el mejor cazador,
disparar flechas y flechas
al tigre, al oso, al león,
a jabalíes, conejos,
al zorro, al lobo, al hurón...
"¿Pero por qué a un pobre ciervo?
¿Por qué a un ciervo, mi señor?
Yo adorno con mi hermosura
los montes de sol a sol,
engalano los caminos,
y es todo el bosque un rumor
al ver mi esbelta belleza,
mi bondad y mi candor."
Este sentido lamento
el caballero escuchó
en el fondo de su alma
cuando por fin se durmió.
Un quejido tan profundo,
dolorido, soñador,
le provocó al caballero
tristeza, como un temblor,
pues sintió que la ternura
le embargaba el corazón,
y casi sin darse cuenta
-pim pam pum- se despertó.
El ciervo, que lo observaba,
de lejos se despidió
y deseó al caballero
buena caza... ¡¡¡y mucho amooor!!!
Para Elsa, la mejor poetisa del muuundo.